Es bien conocido que una de las principales limitaciones que poseen las energías renovables para cumplir su objetivo de ser una fuente energética viable, es la poca capacidad que actualmente se posee de conocer la producción futura de energía, es decir: no se pueden hacer predicciones futuras adecuadas, lo que incrementa el riesgo de invertir/depender de este tipo de energías; también es conocido que esto limita a los sistemas energéticos, ya que es obligatorio mantener oferta=demanda. Por esta situación, las redes eléctricas son mantenidas con sobrecapacidad para poder igualar los picos de demanda.
Esta limitación es bien conocida por la mayoría de países que le han apostado de lleno a la energía renovable, por lo que cada uno ha diseñado mecanismos específicos para poder superar este problema, como por ejemplo España que ha utilizado los ciclos combinados para tener un respaldo en momentos de baja producción renovable; Otras naciones han implementado mecanismos diferentes y adecuados a cada uno de sus contextos. No obstante, se está empezando a formalizar una nueva tendencia en las naciones que soportan las renovables, y es el hecho de que las tecnologías de almacenamiento están siendo apoyadas notablemente por aquellas regiones que también le han apostado a las renovables.
Que ambas van de la mano se puede observar por el hecho de que si se analizan las publicaciones científicas enfocadas a ambos temas, en una base de datos como Scopus, es posible observar una correlación de casi el 95% entre ambas tecnologías, para los últimos 15 años. Asimismo, también se encuentra que cuando las naciones han empezado a investigar fuertemente en energías renovables, a razón de algunos años ellas se encuentran con la limitación de la poca predictibilidad de aquellas y empiezan a investigar en tecnologías de almacenamiento energético, como una manera de solucionar este problema; en este caso una nación a seguir es China.
Si bien lo anterior solo aplica para el mundo académico, también es posible encontrar una situación similar en el mundo político y empresarial. Un ejemplo es el hecho de que dentro de Estados Unidos las regiones que más le han apostado a desarrollar nichos de mercado en almacenamiento, son las mismas regiones que llevan una larga tradición en energías renovables; de hecho es posible que la reciente expansión de la energía eólica en ese país (con la correspondiente preocupación por su predictibilidad) genere mayor oportunidad de mercado. Asimismo, las recientes noticias de apoyo a las tecnologías de almacenamiento energético relatan como naciones con historia renovable han recién impulsado políticas para fomentar las investigaciones en almacenamiento y/o han creado marcos regulatorios para su apoyo; de lo anterior se sigue que es importante analizar el desarrollo del mercado alemán en próximos años y el grado de éxito de la regulación californiana.
