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Edificios inteligentes: El valor añadido del análisis de datos

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El mercado de los edificios inteligentes está en crecimiento con inversiones estimadas en casi 8 billones de euros en el próximo año nivel global. Los expertos consideran los recursos energéticos distribuidos (DER) parte esencial para la integración de los edificios en la red inteligente, no obstante gracias a ellos podemos crear micro-redes dentro de la red y de esta forma aliviar los sistemas a gran escala.

Las inversiones han de ir ligadas a los proveedores de servicios y al contrario, estos últimos han de identificar a su vez los segmentos de mercado susceptibles a estas inversiones y las diferencias entre estos segmentos. Existe una vasta diferencia entre los edificios y por tanto existirán diferentes soluciones para cada uno de ellos que irán aumentando a la vez que se adhieran más agentes al mercado.

Como ejemplo de aplicación, imaginemos un edificio de oficinas en el que la mayoría de la gente ha abandonado el edificio a las 8 pm, pero el edificio no cierra su climatización hasta las 10 pm. Se trata de dos horas, un 8 por ciento de la jornada, con un alto nivel de consumo, con poco o ningún beneficio para el edificio o sus ocupantes. Una reprogramación de la climatización puede ahorrar al edificio de 2 a 3 por ciento durante todo un año, sin coste alguno.

Pero, ¿qué pone freno a esta evolución?

Con el fin de encontrar los focos de derroche de su edificio, las administraciones, servicios públicos y propietarios comienzan con auditorías in-situ, estas evaluaciones tienen un coste variable (entre 4.000 y 60.000 €), requieren de tiempo y participación del personal. Pero más allá de proporcionar un vistazo a los patrones de consumo mensuales, estas auditorías no tienen la capacidad de analizar un año completo de consumo diario y por hora, tienden a centrarse en los bienes materiales. En pocas palabras, existen barreras para llegar a la eficiencia operacional deseada a través de ellas.

Afortunadamente existen otros métodos más eficaces que gestionan los datos disponibles por el edificio y los adaptan a las aplicaciones oportunas. Un análisis avanzado más un conocimiento de nuestro edificio es la clave para lograr reducir el gasto a corto plazo y en consecuencia obtener mejores resultados a largo plazo.

¿Qué datos hemos de usar?

Lo esencial es establecer prioridades en nuestro edificio y para ello hemos de saber clasificarlo correctamente para saber cuanto ahorro podemos proporcionarle (LEED, Energy Star, etiquetados…)

En segundo lugar, hemos de conseguir una financiación robusta. Evaluar los riesgos del proyecto a través de un análisis de datos efectivo que representa un agregado extra a la solvencia de nuestra empresa, institución…

Por último, mejorar la medida y verificación de nuestros datos, ya que muchas veces el ahorro energético es difícil de ver después de realizar los cambios en nuestro edificio.

En cada caso, hay distintos actores, programas e iniciativas que utilizan diferentes fuentes de datos de distinto modo. La convergencia en los estándares y mejores prácticas para aprovechar estos datos serán importantes para la industria. Sin embargo, lo más efectivo es hacer partícipes a los usuarios del edificio de la necesidad de ahorrar energía y para ello hay que saber concienciar de su importancia.

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