En un post anterior se mencionó el futuro mercado de las tecnologías de almacenamiento, ahora la consultora KEMA vuelve a lanzar un reporte en el que especifica los potenciales beneficios que las tecnologías de almacenamiento distribuido de energía (DES) pueden tener sobre varios aspectos de la política de los Estados Unidos de Norteamérica. La principal conclusión es que los beneficios de las DES se pueden resumir en tres aspectos: estabilidad del sistema de conexión eléctrica, portafolio de energías renovables, integración y adopción de los Vehículos Eléctricos.
- En cuanto al primer aspecto, KEMA menciona que gracias a las DES sería posible reducir notablemente los costos producidos por las interrupciones eléctricas, los cuales se estiman en USD$ 80 billones anuales. Al estabilizar los procesos de transmisión, con las DES, es posible mantener flujos energéticos de manera constante por varias horas, lo que aliviaría principalmente al sector industrial y de servicios en los territorios. Incluso los consumidores también serían beneficiados, ya que los precios del consumo energético se reducirían por no tener que afrontar con los costes de la interrupción.
- Con respecto al segundo, las DES pueden ayudar a las energías renovables, ya que permiten que la energía que estas producen sea estabilizada antes de integrarse al sistema energético, lo que les permite cumplir de un modo más tranquilo con las cuotas mínimas de estabilidad exigidas por el gobierno, cuotas que se pueden incrementar en el futuro. Asimismo, las DES hacen posible la incorporación de energías renovables a baja escala, en la que sean los consumidores quienes instalen sus fuentes energéticas y las puedan almacenar por medio de las baterías DES.
- En tercer lugar se puede ver que uno de los costos principales que tienen los vehículos eléctricos –VE- es el tema de la batería; pues bien, KEMA menciona que uno de los beneficios potenciales que tiene las DES es que podrían incrementar la demanda de dichas baterías, lo que permite que los productores obtengan mayores economías de escala en su producción y así se reduzcan sus costes de producción, por lo que el costo de los VE también se reduciría. Así, es posible esperar que gracias a la incorporación de las DES, la adopción social de los vehículos eléctricos se haga más plausible en el corto y medio plazo.
No obstante, KEMA también menciona la existencia de unas barreras a la incorporación de las DES en la economía, y que las naciones han de solucionar prontamente. La más importante se refiere al costo de las DES, ya que su viabilidad no es del todo segura, en términos económicos, por lo que las políticas de energía han de apoyar formas de reducirlos. Además, es difícil cuantificar los beneficios sociales mencionados en los párrafos anteriores, ya que la mayoría son de tipo intangible, y esto desincentiva el apoyo político para las inversiones en el sector, por lo que KEMA recomienda que se investigue en propuestas de monetización de dichos beneficios.
