Ya expuestas las tecnologías, debemos comparar las ventajas y desventajas que presenta cada una de ellas.
Ventajas
Co-combustión: Tecnología ya comercializada, la más barata de las tres, consigue mantener los rendimientos de producción altos.
Combustión directa: Es la más extendida de las tres comercialmente. El acceso a ella es sencillo debido a su gran desarrollo.
Gasificación: Además de generar electricidad, esta tecnología permite capturar y almacenar carbono.
Desventajas
Co-combustión: No añade mucha producción cuando se añade a las plantas de carbón. Mezclando el carbón con la biomasa elimina la posibilidad de vender residuos a la industria de la construcción.
Combustión directa: Baja eficiencia comparada con la combustión de carbón.
Gasificación: Se encuentra en una etapa inicial de comercialización. Tiene que desarrollarse a muy gran escala para poder obtener beneficios tangibles.
¿Y los costes?
Para una planta de co-combustión con cogeneración de 20 MW de potencia instalada los costes de inversión varían entre 565.000 € y 900.000 €. A estos costes se han de añadir los fijos anuales que rondan los 5 €/MWh y los de alimentación de la planta 67 €/tonelada. El precio de la producción térmica ronda los 40€/MWh. En función de estas cifras y el rendimiento de nuestra planta, hemos de ajustar óptimamente nuestros recursos.
El caso de la combustión directa no es muy diferente, para una planta de 50 MW con cogeneración el coste de inversión ronda los 3.300.000 € más 15 €/MWh fijos y 67 €/tonelada de alimentación. El precio de la producción térmica es de 50 €/MWh.
Por último, el caso de la gasificación es más difícil de estimar debido a encontrarse en la etapa de desarrollo. No obstante las estimaciones calculan que el precio de la inversión en una planta de 50 MW son aproximadamente de 3.500.000 € con costes fijos de 17 €/MWh y 67 €/tonelada de alimentación. No consideramos la cogeneración por no haber encontrado datos suficientes. No obstante las estimaciones de estos costes se extrapolan de las otras dos, por lo que no se debe de hacer uso de ellas a la ligera. Conforme se desarrollen más plantas de este tipo, cosa que ya sucede en Europa, podremos llegar a estimaciones más exactas.
