Una de las palabras clave de hoy es Vaca Muerta, la formación geológica neuquina rica en hidrocarburos.
Desde el punto de vista de la sociedad, el problema ambiental que plantean los no convencionales es el principal.
La combinación de las palabras “Vaca” y “Muerta” alude a la concentración de empresas e instituciones en un campo particular. En el caso neuquino apunta a los yacimientos de gas y petróleo de arcillas compactas. O sea, en la misma jerga foránea, al shale gas y al shale oil, por estos días palabras mágicas en la industria hidrocarburífera, alborotada por la nacionalización de YPF.
La verdadera vaca sagrada de la que no es posible sino hablar bien, la formación geológica que ocupa buena parte del subsuelo argentino despierta el apetito de grandes y pequeñas empresas nacionales y extranjeras porque contiene varios yacimientos no convencionales evaluados como de gran concentración, calidad y riqueza.
Si el objetivo de convencer al gobierno nacional y a las empresas de que Vaca Muerta y los no convencionales son la solución parece al alcance de la mano, los problemas de la hora son hoy otros: para empezar la falta de equipos, la capacitación de la mano de obra y las trabas a la importación. No hay que olvidar que Repsol-IPF ya no existe. Sólo existe IPF.
Pero la AIE determinó que posee el tercer reservorio mundial de gas de esquisto, después de China y los Estados Unidos. El 11,7% de los recursos del planeta está encerrado en subsuelo argentino, sobre todo en los grandes yacimientos de Vaca Muerta y Los Molles, en Neuquén.
Ahora mismo habrá que ver con qué país se pondrá de acuerdo Argentina para la explotación del Gas Pizarra, o con lo que ha caído, qué país tendrá la fuerza necesaria de realizarla junto con el gobierno argentino.