La captura y almacenamiento de CO2 es el proceso mediante el cual se captura el dióxido de carbono de las plantas eléctricas y se almacena en depósitos subterráneos, en alta mar o en depósitos minerales, lo que le impide ser liberado en el aire. El proceso consiste en tres etapas:
- Captura y compresión del CO2 en las fuentes de emisión.
- Transporte (a través de tuberías)
- Almacenamiento (geológico, marino o mineral)
Estos sistemas de almacenamiento son relativamente nuevos y su coste no se ha evaluado de forma comercial, de todas maneras si se han desarrollado proyectos piloto al respecto. La variabilidad tecnológica se ha traducido en una variabilidad de costes debido a esta relativa emergencia.
¿Qué proyectos se están llevando a cabo?
En Estados Unidos, un tercio de los vigentes proyectos de generación eléctrica (25/74) que incluyen sistemas de combustión incorporan sistemas de almacenamiento. En Europa muchos de los proyectos están parados por la financiación o debidos a temas medioambientales. En nuestra comunidad se ha proyectado un proyecto en la localidad leonesa de Compostilla. En la conferencia de Durban se intentó que países emergentes como India o China desarrollen proyectos al respecto, sin embargo muchos proyectos piloto están siendo cancelados o pospuestos.
¿Existe regulación al respecto?
La mayoría de la regulación existente depende de la consideración que se le da al CO2. En general es considerado como gas de efecto invernadero, pero en norteamérica dependiendo de donde nos encontremos se le da un grado de nocividad distinto. La UE ha publicado una serie de directivas para el almacenamiento de dióxido de carbono, la prevención de la contaminación y el transporte de dióxido de carbono. Una vez que las directivas se han establecido, los Estados miembros dispondrán de un plazo de tiempo para modificar las directivas e instituir las leyes en su zona. Este retraso ha provocado una parada obligada en ciertos proyectos. Australia por contra, tiene bien marcadas las pautas legales: procesos de certificación, derechos de propiedad, control, responsabilidad a largo plazo, cuestiones financieras y de incentivación, lo que ha permitido ponerse a la cabeza en cuanto a desarrollo de este tipo de tecnologías.
El transporte
La mayor parte del transporte se realiza a través de tuberías o vía marítima. Estos métodos están ya bien desarrollados. El coste de mayor relevancia es dependiente a la distancia que exista entre la fuente y el lugar de almacenamiento, agravándose en el caso marino. Sin embargo todos los costes dependen de la legislación del país.
La captura
La captura, en cuanto a costes, representa el 70 % del total. Estos costes incluyen la compresión del CO2 para su transporte, y la captura en sí que puede suceder antes de la combustión, después o por oxicombustión. Un estudio reciente de la IEA en 50 instalaciones ya desarrolladas ha determinado un coste de 80 €/MWh o 40 €/ton de CO2 evitada.
El almacenamiento
Como hemos indicado anteriormente, existen tres posibilidades, la geológica, la marina y la mineral, siendo esta última la menos desarrollada de las tres. Los lugares ideales para almacenamiento son las formaciones salinas profundas, depósitos no desarrollados de gas o petróleo… La estimación de costes es desconocida al no estar excesivamente extendida las técnicas de almacenamiento de CO2. Para terminar queremos añadir un estudio del MIT al respecto.
