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¿Cómo podemos hacer más atractivas las Ciudades Inteligentes?

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Suele pasar que al volver de vacaciones encuentras el correo lleno de información de todo tipo. Algo parecido me ha sucedido esta mañana, sin embargo para mi sorpresa, la mayoría de información versaba sobre el mismo tema: Las ciudades inteligentes.

No es la primera vez que hablamos sobre ellas, ni será la última. Pero, ¿cómo motivar a los habitantes de una ciudad para acogerse a estas novedades tecnológicas? Hemos reprochado la falta de ajuste entre política y tecnología o la falta de comprensión social. Como de costumbre el ciudadano es el que va a tener que lidiar con las novedades y adaptarse a ellas, ¿cómo hacer que esta adaptación sea más sencilla?

No es suficiente con promover sistemas descentralizados de energía (como la cogeneración y primas en las tarifas para las energías renovables). El mercado energético también debe desarrollar señales e incentivos que muestren a los consumidores cuándo y cómo usar la electricidad. Del mismo modo, la gestión de la respuesta a la demanda ha de ofrecer beneficios económicos a los consumidores. En resumidas cuentas, hemos de incentivar el concepto de ciudadano inteligente.

Muchas grandes ciudades están poniendo en práctica sus propios planes para aumentar la sostenibilidad y mejorar la calidad de vida. Se han dado cuenta de cómo la gestión de la automatización y la información podría conducir a mejoras operativas y de ahorro, no sólo para el presupuesto público, sino también para los ciudadanos. Algunas de esas medidas son las siguientes:

  • Escuelas: Un entorno energéticamente eficiente ayuda a crear un entorno  más saludable de aprendizaje para los estudiantes.
  • Edificios inteligentes: El consumo de energía optimizado en los edificios comerciales, residenciales y públicos equilibra confort con ahorro de costes y beneficios ambientales.
  • Respuesta a la demanda: Muchos barrios no pueden soportar las fluctuaciones de oferta y demanda energéticas. Si logramos mejorarlo y además mantener el confort y la fiabilidad, los ciudadanos obtendrán múltiples beneficios.
  • Iluminación inteligente: Cuando un sistema de iluminación sabe que los espacios en un edificio está en uso, puede ahorrar energía haciendo girar las luces en habitaciones vacías. En los días soleados, estos sistemas también se puede ajustar para mantener niveles óptimos de luz.
  • Comunidad inteligente: A través de la información de redes sociales o paneles de control el ciudadano puede estar informado en tiempo real del consumo energético de su barrio, edificio o casa. De esta manera podemos incentivar la participación activa.

Si se quiere ampliar la información sobre las iniciativas que se están desarrollando en otras ciudades del mundo, el siguiente artículo presenta una breve descripción sobre ellas.

Las medidas pueden ser lo más espectaculares del mundo, no obstante si no hacemos que los usuarios se unan a las iniciativas no lograremos nada.

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