Aunque ya hemos comentado muchas de las bondades que pueden generar los sistemas de almacenamiento energético, no está de más recordar los principios básicos a través del siguiente artículo.
Sin embargo la salsa del almacenamiento energético nos la proporcionan las aplicaciones y dentro de éstas tenemos dos vías claras, vehículos eléctricos y estacionarias. Dentro de este último grupo se encuentran los sistemas CAES (Compresed Air Energy Storage). La empresa Lightsailenergy ha apostado claramente por este sistema y pretende aumentar su eficiencia, evitar el condicionamiento geográfico y reducir los costes. Otra empresa puntera como A123 tiene como objetivo el desarrollo de sistemas diversos de almacenamiento energético, el siguiente artículo recoge muchos de ellos.
Las Universidades también están haciendo acopio de este esfuerzo a través de la investigación. Dos claras muestras son las baterías líquidas desarrolladas por un equipo del MIT y las baterías de litio acuosas de la Universidad de Bochum.
La segunda vía (los vehículos eléctricos) tiene como objetivo primordial la duración en carretera. La empresa Envia puede haber hallado parte de la solución obteniendo una batería que puede alcanzar los 450 km de autonomía. Otra solución es la presentada por EOS ¿Por qué preocuparse de cargar la batería de la red, cuando podemos cambiar el electrolito con una recién cargada en menos de tres minutos?.
Otro de los aspectos que se están evaluando es utilizar las baterías pensadas para vehículos eléctricos, para aplicaciones residenciales. Toyota va a aplicar este concepto a las baterías NiMH.
