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El futuro nuclear francés

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La pequeña comunidad de Fessenheim, en la Alsacia francesa, cuenta con la planta nuclear más anciana de Francia que se ha convertido en la piedra angular de la campaña electoral francesa en materia energética.

Esta planta nuclear comenzó su actividad hace 35 años, cuenta con dos reactores de agua a presión (PWR) con una generación de 900 MWe cada uno de ellos en propiedad de EDF. La comunidad de Fessenheim gira en torno a la planta obteniendo incluso beneficios fiscales por ella. Y al igual que en el caso español de Garoña se ha convertido en centro de la atención europea a costa de unas elecciones generales europeas. ¿Cerrar o continuar?

Francia, con una dependencia casi exclusiva de la energía nuclear (representa más del 75 % del mix energético nacional) no puede desprenderse sin más de su sustento. Este factor es de sobra conocido por los dos principales candidatos al Elíseo, sin embargo los puntos divergen en Fessenheim y no en el sentido global del futuro energético francés. La postura de Sarkozy es clara o al menos así lo ha hecho saber con las medidas llevadas a cabo el último año, su apuesta por la energía nuclear es evidente y al igual que Reino Unido apuesta por su investigación y desarrollo. No obstante no cierra las puertas a las energías renovables. Hollande, candidato socialista, tiene una visión distinta. Aunque no considera la supresión nuclear, sería una locura insana, más incluso si observamos el balance de importaciones/exportaciones de los últimos años, pretende suprimir poco a poco las centrales más antiguas y adaptarse progresivamente a las renovables.

Sarkozy puede poner como ejemplo el caso de Italia que en los años 70 prescindió totalmente de la energía nuclear y en la actualidad depende, paradojicamente, de la energía nuclear francesa (el balance energético italiano respecto a Francia es claramente negativo). Hollande, por contra, puede recurrir a Japón, país que al igual que Francia ha dependido de la energía nuclear muy fuertemente y el revés de Fukushima le ha provocado cambiar radicalmente de postura.

Fessenheim sólo es la excusa de los candidatos para polemizar sobre el futuro energético del país, que por mucha polémica que exista va a seguir siendo dependiente de la energía nuclear. Pese a la intención de cerrar la central por parte de Hollande, se van a invertir 20 millones de euros en su continuidad.

Si se quieren consultar las posturas de todos los candidatos recomendamos la lectura del siguiente artículo.

El presente y futuro francés es nuclear.

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