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La odisea del biodiésel español

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Hace dos semanas tuve la oportunidad de visitar la planta de biodiésel que tiene la cooperativa Acor en Olmedo (Valladolid). Lo primero que me llamó la atención al llegar al complejo fue el tamaño de las instalaciones que son visibles en la ancha llanura castellana. Antes de visitar la planta, la cooperativa nos mostró un vídeo sobre el proyecto inaugurado en 2008, su plan de futuro y el presupuesto del mismo. Posteriormente comenzamos la extensa visita a sus instalaciones. La primera parte se concentró en observar el proceso de fabricación de aceite vegetal, su sistema de control, almacenamiento… Una vez llegado al punto central, la desilusión de todos los que nos hallábamos allí se hizo latente. La planta de biodiésel estaba totalmente parada. Uno de los asistentes hizo la pregunta que todos nos hacíamos: ¿Por qué?

La situación que vive la planta de Olmedo no es puntual, muchas de las plantas de producción proyectadas a lo largo y ancho del territorio español sufren la misma situación.

Los biocarburantes se perfilaban como solución a la dependencia del petróleo. A principios de esta década Europa se fijó ambiciosos objetivos y España prometió situarse en la vanguardia. Para ello se introdujo un 5% de combustible de origen vegetal a la gasolina que consumen todos los coches. La idea en origen era muy buena.

“En todas las gasolineras, al poner gasóleo o gasolina hoy, el consumidor está metiendo biocarburante aunque no lo sepa. Desgraciadamente los biocarburantes en porcentajes superiores no se usan en los niveles deseables. La inmensa mayoría de las flotas de autobuses de las grandes ciudades españolas tienen alguno que los utiliza, pero nada más” – Manuel Bustos, director de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA)

Se da la paradoja que España cumple de sobra con los porcentajes de incorporación obligatoria de biocarburantes en el transporte, pero la industria no lo nota. Todo lo contrario. Ni siquiera el incremento del consumo en un 21% con respecto a 2010 logró frenar la caída de la producción de biodiésel en España, cercana al 50%.

“Son las importaciones desleales de biodiésel, que coparon el 89% en el último trimestre. La magnitud de la tragedia es evidente a la luz de los últimos datos conocidos. Pese al aumento de la demanda, la producción de la industria nacional bajó en 2011 por primera vez en la historia, derrumbándose casi un 50% y situando el ratio medio de utilización de su capacidad en sólo el 14%” - Manuel Bustos

El consumo sube, pero, principalmente, con el biodiésel importado. Cerca del 90% de todas estas importaciones provinieron directamente de Argentina e Indonesia. ¿Qué demanda el sector español? Una verdadera regularización de su situación.

“La publicación urgente en el BOE de la Orden de asignación de cantidades de producción de biodiésel permitiría que las plantas productoras españolas volviesen a su actividad y compitiesen así en el mercado de una manera justa y leal” – Manuel Bustos

¿Hay esperanza? Para comprender mejor el futuro del biodiésel recomendamos la lectura del siguiente artículo firmado por Gemma Vicente (Departamento de Tecnología Química y Energética de la Universidad Rey Juan Carlos)

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